martes, 13 de abril de 2010

SEGUNDO DOMINGO DE PASCUA

Primera lectura: del libro de los Hechos de los Apóstoles 5, 12-16
Segunda lectura: del libro del Apocalipsis del Apóstol San Juan 1, 9-11. 12-13. 17-19
Del Santo Evangelio según San Juan 20, 19-31
Al anochecer del día de la Resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes". Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría.
De nuevo les dijo: "La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo". Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: "Reciban al Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedará sin perdonar". Tomás uno de los Doce, a quien llamaban el Gemelo, no estaba con ellos cuando vino Jesús, y los otros discípulos le decían: "Hemos visto al Señor". Pero él les contestó: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos y si no meto mi dedo en los agujeros de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré".
Ocho días después, estaban reunidos los discípulos a puerta cerrada y Tomás estaba con ellos. Jesús se presentó de nuevo en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes". Luego le dijo a Tomás: "Aquí están mis manos; acerca tu dedo. Trae acá tu mano, métela en mi costado y no sigas dudando, sino cree". Tomás le respondió: "¡Señor mío y Dios mío!" Jesús añadió: "Tú crees porque me has visto; dichosos los que creen sin haber visto".
Otras muchas señales milagrosas hizo Jesús en presencia de sus discípulos, pero no están escritas en este libro. Se escribieron éstas para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengan vida en su nombre.
Palabra del Señor.
Paz a todos ustedes que siguen con fe y detenimiento las señales de Jesús Nuestro Señor en su vida. Porque el Señor sigue realizando grandes obras en nuestro mundo y en especial para aquellos que hemos aprendido a tomar la vida desde la óptica divina del Dios que nos ama. Y hoy en la Palabra de este domingo no es la excepción, Jesús está vivo y se hace presente a la comunidad de los discípulos reunida en oración y en su nombre; hoy tenemos que aprender demasiado de este Evangelio dominical, desde la comunidad, desde la fe y sobretodo de la vida que Dios nos da con amor cada día.
Se me viene a la cabeza esta imagen de los discípulos reunidos con temor a ser encarcelados por los mismos judíos que quitaron la vida a Jesús; las puertas cerradas, el miedo, las tinieblas que los cubren por la desconfianza. Y me pregunto: ¿Dónde quedó su fe y esperanza en Jesús? Y la respuesta a esta pregunta el mismo Jesús la tiene: "La paz esté con ustedes". Y tan claro queda este saludo que en tres ocasiones lo repite en el Evangelio; este saludo hizo que el semblante de los discípulos cambiara y que su tristeza se convirtiera en gozo y alegría.
¿No creen que esto mismo le hace falta a nuestra Iglesia Católica? Muchos hermanos nuestros viven con las puertas cerradas de su alma y de su fe para la acción de Jesús en su vida; en otros, la indiferencia de la semana santa sigue siendo mayor, para muchos lo mismo vale si Jesús murió o resucitó por amor a nosotros; en otros, la fe en la Iglesia Católica se va apagando y disipando por los terribles casos de pedofilia en algunos sacerdotes de Europa y de Estados Unidos; en otros, la intriga y un odio desmesurado a la Iglesia por parte de algunas sectas cristianas, hacen que los fieles de la Iglesia duden y cambien su fe por un sentimentalismo fidesiaco en alguna secta.
¡Cuantos problemas no creen! Qué grande es la misión que Jesús les dejó a los apóstoles y a la misma Iglesia, para que dejemos de cerrar las puertas de nuestra fe y dejemos que la figura del resucitado brille en nuestros corazones. Hermanos es el tiempo de la Iglesia, no sólo del Papa, de los Obispos o los Sacerdotes, SINO DE TODOS. Jesús murió y resucitó por y para todos, por eso la misión es de todos y para todos. Esta es la imagen que todos necesitamos ver en nuestra Iglesia, la de los alegres que viven el Evangelio de la paz y la transmiten con su testimonio; la Iglesia de los jóvenes que no ven ella el aburrimiento o lo pereza, sino la entrega constante a Jesús y el proyecto de vida por conocerlo cada día más; la Iglesia que ve en las familias la esperanza de los grandes valores como el amor, la paz, la vida y su integridad; La Iglesia que ve en cada uno de sus miembros un conocimiento profundo de Jesús, de sus Sacramentos y del tesoro de fe que guarda.
Estos días, los medios de comunicación con su enorme influencia han talado, destruído e incluso confundirnos con sus notas periodísticas. Esto nos hace tomar la actitud de Tomás: "si no veo en sus manos......" el resto ya lo conocemos; pero para que no quede duda de la persistencia de Jesús a los ocho días después de la Resurrección, es decir, el domingo vuelve a aparecerse a sus discípulos, pero se percata de que Tomás esté presente. "La paz esté con ustedes" y se dirige a Tomás el incrédulo: "aquí estan mis manos......" La fe se ha convertido para algunos de nosotros en un domingo como estos para Tomás, si no veo no creo. Pensamos que Jesús es objeto de experimento como una célula o un microorganismo, y NO; Jesús es signo para que vivamos la experiencia que él nos ha llamado a participar de su Reino, en su Iglesia y esto nos anime a decir: ¡Señor mío y Dios mío!. Porque dichosos somos aún más los sin meter el dedo en su costado creemos en lo que nos dice y pide vivir para estar con Él en su Reino.
Esta es la experiencia del domingo de Resurrección, porque fue un domingo el día que nos reunimos una parte de la Iglesia Católica de Yurécuaro a vivir esta experiencia pascual con el resucitado. El Papa bueno y ya santo León XIII dijo una vez cuando llamó a reformar la Iglesia en el Concilio Vaticano II: Abran las puertas de la Iglesia, necesitamos el viento de cambio, que sea nuevo y donde cada Cristo simbolizado en el prójimo viva con amor su fe". Abre las puertas de tu vida, de tu fe y de tu corazón. No le tengas miedo a Jesús, él solamente te pide hacer todo por tu fe para que crezca, nunca te manda a caminos oscuros y sinuosos, sino que te acompaña y entra a tu vida deseándote esto: "La paz esté contigo". ¿Eres su discípulo no? Animo dice Jesús que Yo he vencido el mundo, y ahora también venció la muerte para abrirnos paso al Reino de los cielos.
Otras muchas señales milagrosas hizo Jesús ante sus discípulos dice el Evangelio, no se escribieron pero el Señor sigue trabajando: sanando al enfermo, animando las familias, llamando a algunos jóvenes para ser fieles discípulos del Señor, y claro llamándote a tí cada domingo para desearte con amor el saludo de la paz y recibiéndolo a Él en la comunión eucarística. Me despido en esta ocasión con esta oración, espero sea de tu agrado y de reflexión pascual:
CON MI IGLESIA CREO EN TÍ SEÑOR.Abriré las puertas, cuando me llamen a tiempos y a deshorasy, aun con incertidumbres o dudas,proclamaré que estás vivo y operanteQue, en mis miedos y temores,me das la valentía de un leónpara hacer frente a mis adversarios.¡CON MI IGLESIA, CREO EN TI, SEÑOR!Ven, Señor, y como a Tomás muéstrame tu costadono para que crea más o menossino para sentir un poco el calor de tu regazo.Ven, Señor, y como a Tomás, enséñame tus piesno porque desee verlos taladradossino porque, al contemplarlos,conoceré el precio que se pagaa los que desean andar por tus caminosVen, Señor, y como a Tomás, dame tus manosno para advertir los agujeros que los clavos dejaronsino para, juntando las mías sobre las tuyas,comprender que he de ayudar al que está abatidoanimar al que se encuentra desconsoladoo servir con generosidad,a todo hombre que ande necesitado¡CON MI IGLESIA, CREO EN TI, SEÑOR!Porque, sé que, los Apóstolesdébiles y santos, con virtudes y defectos,nos han dejado esta Iglesia que es Madre y siervaSanta y pecadora, grande y pequeña,Rica y pobre, pero esplendorosapor la alegría de tu Pascua Resucitadora¡ALELUYA, CREO CON TU IGLESIA, EN TI SEÑOR!Con afecto y mi oración: Pbro. Carlos Eduardo Barajas. (Parroquia de Cristo Rey).

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