martes, 27 de abril de 2010

CUARTO DOMINGO DE PASCUA

Primera lectura: del libro de los Hechos de los Apóstoles 13, 14. 434-52

Segunda lectura: del Apocalipsis del apóstol san Juan 7, 9. 14-17

Lectura del santo Evangelio según san Juan 10, 27-30

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy la vida eterna y no perecerán jamás; nadie las arrebatará de mi mano. Me las ha dado mi Padre, y él es superior a todos. El Padre y yo somos uno.

Palabra del Señor.

La era de los ruidos, de los medios de comunicación y la individualidad. Son tres de las características que han denotado este tiempo y esta era para los jóvenes y los ya no tan jóvenes. ¿Porque? algunas mujeres de casa hoy en día, no hacen el quehacer de la casa sino es con el estereo a todo volumen; los jóvenes que se jactan de traer un buen vehículo y un poderoso sonido lo demuestran por las calles, esto aunque en algunas casas se caigan los trastes que se recargan en las paredes por el ruido; los alumnos en las escuelas al enfadarlos el maestro encienden sus IPOD o celulares, los pequeños de la casa frente al televisor no ven otra cosa que violencia y muerte, los medios de comunicación que nos hacen ver el mundo más rápido y de manera violenta; los ruidos del corazón por la falta de paz en las personas ante tanto dolor humano. Señor ¿No escuchamos tu voz? ¡Habla por favor!

He tenido la experiencia de platicar con muchas personas en mi estancia aquí en Yurécuaro, y les agradezco por su confianza y la apertura de su vida a este siervo de Dios, y en un porcentaje muy alto el vacío que he notado es por esto: no escuchamos la voz de Dios y caemos en depresión, tristeza por este vacío tan grande de no vivir el amor pleno de un Dios que nos llama desde lo más profundo de su ser. Hoy más que nunca nos cuesta interiorizar nuestra persona, por miedo a la no aceptación, "la falta de estar a la moda", no tener lo que los otros tienen me acarrea desilución y desesperanza.

¡Cuánta tristeza vivimos hoy en día! No teman encontrarse con Dios, la experiencia es única, confortante y esperanzadora. Si pudiéramos tener ese reto de entrar en nosotros y encontrar el baúl de tesoro que guardamos, la vida se vería desde otra óptica más humana y moral, más humilde y sencilla.

No me cansaré de recordar que lo que hace falta a toda persona es la experiencia del ser amado, pero no desde la carne, sino de vivir en plenitud el amor de Dios que damos en pureza y recibimos ya purificado. "Yo doy mi vida por mis ovejas" este Pastor que nos conoce no necesita que nos pongamos maquillaje para estar delante Él, ni necesitas ropa de marca para que te acepte tal como eres, ni una buena loción que te haga oler a flores para que te abrace. ¡Dios te ama como eres, entiéndelo! no quiere que nada ni nadie te arrebate de su mano, porque su Padre con tanto amor nos ha dado para que nos cuide y lo sigamos solo a Él.

Pero ¿Qué hacer ante tantos retos en los jóvenes de hoy para que escuchen esta voz del Pastor? Es una misión muy grande, casi inabarcable en su extensión, pero nos falta confiar y orar ante estos retos, porque Dios sigue haciendo la obra del Reino en muchos de nuestros jóvenes que han vivido ese reto de entrar en sí, y salir con Dios de dentro de ellos y darlo a los demás. Y aunque la misión es grande, así tiene que ser nuestra fe. Pero esto debe iniciar desde las familias, los valores cristianos y morales, los valores de honestidad y claridad ante la vida. Todo esto debe darse al interior de cada familia, porque de ahí van a salir los futuros médicos que lucharán por la vida y no por el aborto; los abogados- que en la lucha por la verdad defenderán la justicia; los agricultores que continuarán sacando de las tierras el pan de cada día para las familias; los comerciantes, panaderos, enfermeras y también los sacerdotes que todos juntos en comunión queremos continuar la obra del Buen Pastor.

Debemos tener esperanza en este mundo, hasta donde sabemos no hay otro en el que la vida se dé en manera plena y llena de milagros, porque el Pastor escucha nuestra voz cuando lo llamamos, nos conoce y nos acepta con lo que somos y tenemos, y sobretodo da la vida por nosotros por el inmenso amor que nos tiene y no permitirá que nadie nos arrebate de su mano.

En este domingo del Buen Pastor guardemos silencio desde el alma, Dios tiene muchas cosas que decirnos, porque si el Padre y Jesús son uno, nosotros también formamos una sola familia en la Iglesia y nos cuida un solo Dios vivo, resucitado y verdadero.

Una pequeña anécdota para terminar: estba un joven con su maestro espiritual viviendo la virtud de la vida, el joven estaba absorto por la sabiduría de su maestro y le preguntó cómo hacer para alcanzar ese grado en su vida. El maestro contestó: con práctica y oído muchacho. A los pocos días el joven vuelve a preguntar a su maestro como lograba ese grado de sabiduría y concentración, el maestro contestó: con práctica y oído muchacho. La próxima vez con pena le vuelve a decir el joven a su maestro cómo lograba ese graado de sabiduría y concentración, y el maestro le contestó: ¿en verdad quietres saberlo? Ven mañana y te lo diré temprano.

Al día siguiente el joven antes de la hora marcada estaba listo para saber el secreto. Llegó el maestro y le dice: ven métete conmigo al lago, entraron y él sumergió la cabeza en el agua, advertido por el maestro que cuando terminara el aire le avisara para dejarlo salir. Al minuto el muchacho empezó a faltar el aire e hizo una seña para que lo soltara, pero el maestro no lo hizo, hasta unos segundos más tarde. Al sacar su cabeza, el maestro le preguntó al joven: ¿cómo te sentiste?, el joven contestó: me hizo falta el aire para vivir. El maestro le dice al muchacho: así como te hizo falta el aire para vivir, a mí me hace falta la oración
Dios te bendiga. Con afecto: Pbro. Carlos Barajas Baeza.

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