martes, 8 de noviembre de 2011

Lectura del libro de la Sabiduría (6, 12-16)

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (4, 13-18)

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (25, 1-13)
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: «El Reino de los cielos es semejante a diez jóvenes que, tomando sus lámparas, salieron al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran descuidadas y cinco, previsoras. Las descuidadas llevaron sus lámparas, pero no llevaron aceite para llenarlas de nuevo; las previsoras, en cambio, llevaron cada una un frasco de aceite junto con su lámpara. Como el esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó un grito: “¡Ya viene el esposo! ¡Salgan a su encuentro!” Se levantaron entonces todas aquellas jóvenes y se pusieron a preparar sus lámparas, y las descuidadas dijeron a las previsoras: “Dennos un poco de su aceite, porque nuestras lámparas se están apagando”.
Las previsoras les contestaron: “no, porque no va a alcanzar para ustedes y para nosotras. Vayan mejor a donde lo venden y cómprenlo”. Mientras aquellas iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban listas entraron con él al banquete de bodas y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras jóvenes y dijeron: “Señor, señor, ábrenos”. Pero él les respondió: “Yo les aseguro que no las conozco”. Estén, pues, preparados, porque no saben ni el día ni la hora».
Palabra del Señor.

Esta semana ustedes que viven en Yurécuaro, se llenaron y eso espero de estupor y alegría con la presencia de más de cinco mil jóvenes venidos de toda nuestra diócesis de Zamora. Es una alegría y un regocijo descubrir que en los jóvenes está ese anhelo divino de seguir conociendo a Jesús el maestro, amigo y compañero de vida. Sobre todo la reunión tuvo como centro el tema de la paz, en un país tan lastimado por la violencia y la inseguridad, y por un Yurécuaro que vive situaciones difíciles de miedos y en algunos con ciertas desesperanzas. ¡Sigamos orando por la paz!
Otra buena noticia, es que en días pasados se llevó a cabo en Asís la Jornada Mundial de Oración por la Paz, presedida por el Santo Padre Benedicto XVI, que reunió a líderes de otras religiones para fomentar el ecumenismo religioso y para que desde las distintas confesiones religiosas se hiciera la oración por el mundo, que lleno de inseguridades económicas, políticas y sociales se olvida que Dios existe y opta por modelos humanos que lo están llevando a insatisfacciones personales que no dejan crecer y desarrollar al hombre hacia la plenitud de Dios en su vida.

Además buenos hermanos, quedamos en cuarto lugar en los Panamericanos, nominando a Guadalajara como la mejor anfitriona en Juegos Panamericanos y los mejor realizados. Bueno estas son buenas noticias, pero la mejor noticia es la que nos trae Jesús cada día y cada domingo con su Palabra. La pregunta de este domingo es ¿qué tan previsor he sido en la vida y en las cosas de Dios? Esta parábola de las vírgenes en el Evangelio, tiene como tema de fondo la formación personal, esto porque solo a través de la buena preparación en la vida podemos darle frente a las situaciones concretas que vivimos y llegamos a buen término cada proyecto de vida que nos hemos planteado. Bueno, pues la vida presente como la conocemos es un anticipo, lo sabemos bien, somos personas que tenemos un límite para vivir, por eso vale la pena que este don que Dios nos da cada mañana sea un signo de agradecimiento, de gratitud hacia Él, porque la vida es el milagro que nos permite realizar otros milagros iluminados por la Palabra y los hechos de Jesús.

Hermanos ¿cuánto hemos valorado nuestra vida como para descubrir que su valor más grande se encuentra en Dios y su presencia? Alguno que lea este artículo podrá no creer en la vida eterna, pero no podrá decir que la muerte no existe. Mi fe como católico y cristiano, me dice que Dios me ha dado una vida que ha tenido tropiezos, problemas, decepciones, depresiones, pero también ha tenido momentos de vida plena pienso en la familia, los logros realizados a corto y largo plazo, los buenos amigos, y claro un encuentro personal con Dios. Si veo estos signos en mi vida puedo decir que Dios me creó y pensó desde la eternidad y hacia allá nos dirigimos, por eso hay que estar atentos, ser previsores y esperar con alegría un encuentro con Dios que me hace sentirlo cerca en el más acá de la vida, para vivirlo en plenitud en el más allá de su Reino.

La primera lectura, nos narra lo radiante e incorruptible de la sabiduría, de lo prudente que nos ayuda vivir cada día en los proyectos personales que realizamos. Por eso, este domingo apostaremos por la preparación de la vida, guiados por la Palabra de Dios y donde ser previsores es una virtud y no una ocasión para decir que la vida es un destino sin dirección. Jesús que camina con nosotros nos guía y nos lleva a descubrir en plenitud el amor del Padre. Dios le bendiga, y a vivir con fe este milagro de poder amar, perdonar cada día.

Señor Jesús, Tú eres nuestra paz,
mira nuestra patria dañada por la violencia,
dispersa por el miedo y la inseguridad.
Consuela el dolor de quienes sufren,
da acierto a las decisiones de quienes nos gobiernan.
Toca el corazón de quienes olvidan que somos hermanos
Y provocan sufrimiento y muerte.
Dales el don de la conversión, protege a las familias,
a nuestros niños, adolescentes y jóvenes.
A nuestros pueblos y comunidades, que como discípulos misioneros tuyos
ciudadanos responsables, sepamos ser promotores de justicia y paz.
Para que en ti, nuestro pueblo (Yurécuaro) tenga vida digna. Amén

Con afecto y cariño: Carlos Barajas, (Roma Italia).

jueves, 3 de noviembre de 2011

Compartiendo Nuestra

Lectura del libro del profeta Malaquías (1, 14; 2, 2b. 8-10)
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (2, 7b-9.1)
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (23, 1-12)
En aquel tiempo, Jesús dijo a las multitudes y a sus discípulos: en la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y fariseos. Hagan, pues, todo lo que les digan, pero no imiten sus obras, porque dicen una cosa y hacen otra. Hacen fardos muy pesados y difíciles de llevar y los echan sobre las espaldas de los hombres, pero ellos ni con el dedo los quieren mover. Todo lo hacen para que los vea la gente. Ensanchan las filacterias y las franjas del manto; les agrada ocupar los primeros lugares en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; les gusta que los saluden en las plazas y que la gente los llame “maestros”.
Ustedes, en cambio, no dejen que los llamen “maestros”, porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. A ningún hombre sobre la tierra lo llamen “padre”, porque el Padre de ustedes es sólo el Padre celestial. No se dejen llamar “guías”, porque el guía de ustedes es solamente Cristo. Que el mayor de entre ustedes sea su servidor, porque el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido. Palabra del Señor.
Comentario sobre el Evangelio: reciban un cordial saludo, cargado de buenos deseos y esperanzas en Cristo que nos da la vida y lo que ella misma conlleva. Quiero pedir una disculpa antes de iniciar este comentario, el domingo pasado olvide que las lecturas eran del DOMUND, (domingo mundial para las misiones). Pero espero que haya ayudado en la meditación de la Palabra que necesitamos para continuar fieles a Dios en la misión que nos ha tocado vivir.
El domingo escucharemos que Jesús dice cómo los escribas y fariseos se han sentado en la cátedra de Moisés, y esta afirmación la hace porque ellos siempre se habían sentido elegidos por Dios para decidir sobre la vida, acciones y decisiones de las personas. Con esto nos damos cuenta, que Jesús está siempre del lado del humilde, de aquel que verdaderamente necesita no una cátedra para ser alguien en la comunidad, sino de la predicación del amor de Dios y su voluntad justa y amorosa. Me viene a la cabeza por así decir, que podemos tomar los sacerdotes de este pequeño trozo del Evangelio, me cuestiono en lo personal, sin hacer alusiones a mis hermanos sacerdotes, si en verdad somos mensajeros y portadores de un Dios que decide y opta por el último, por el pequeño y el necesitado; si en nuestro ministerio nos dejamos llamar “padre” no por ser un título, sino de una relación paterna de cuidado, de pastoreo y sobre todo de intercesión por la comunidad a la que debemos servir y amar.
Hermanos, el Evangelio ilumina no sólo la vida de nosotros sacerdotes, sino también de aquellos que viven una paternidad biológica y familiar. El título de padre no es solamente biológico, sino de cuidado y atención a los hijos, hoy que en nuestro mundo se vive una crisis tremenda en la familia, queremos echar la culpa a Dios de los acontecimientos que padecemos y vivimos, cuando en las familias se fraguan los buenos ciudadanos y cristianos que sirven con fe y esperanza a las mismas comunidades. Por eso Jesús no quiere títulos de maestro, padre o guías si detrás de ellos no hay un testimonio y una coherencia en la misma vida que ayude a guiar nuestros actos y acciones.
Pero de algo debemos estar muy conscientes en nuestra vida: Jesucristo ha muerto por nosotros y nos ha dado la salvación a todo aquel que lo acepta libremente, pero debemos estar atentos a la Palabra que Jesús nos dirige, porque no basta solamente la fe para salvarnos y descubrir que con la cruz nos ha redimido, el final del Evangelio es muy claro, si queremos ser grandes para Dios, debemos aprender a servir y para ello tenemos el modelo por excelencia en la persona de Jesucristo, que no busco los primeros puestos, se fue a los últimos, a aquellos a quien nadie se atrevía a buscar, ayudar y sanar.
En esta semana en que hemos vivido momentos y situaciones lastimosas y difíciles como la crueldad en la muerte de Ghadaffi el líder libio, las manifestaciones en diferentes países a causa de la crisis económica, entre ellas en Roma donde se rompieron imágenes religiosas de manera brutal, nos debemos preguntar: ¿qué me pide Dios ante estos signos violentos de desesperanza? ¿Cómo vivo mi fe en el servicio al prójimo, especialmente al necesitado y olvidado? Recordemos que los fariseos decían una cosa y hacían otra, Dios me pide mucho y espera una respuesta concreta en mi vida, pero si he aprendido a esperar mucho de Dios, ¿qué espera Él de mí?
Dios los bendiga, esperando que estos últimos domingos del tiempo ordinario nos preparen para un buen adviento, y prepare nuestro corazón para la venida de Jesús. Me sigo uniendo con ustedes en oración, pidiendo por los frutos de la paz:
Señor Jesús, Tú eres nuestra paz,
mira nuestra patria dañada por la violencia,
dispersa por el miedo y la inseguridad.
Consuela el dolor de quienes sufren,
da acierto a las decisiones de quienes nos gobiernan.
Toca el corazón de quienes olvidan que somos hermanos
Y provocan sufrimiento y muerte.
Dales el don de la conversión, protege a las familias,
a nuestros niños, adolescentes y jóvenes.
A nuestros pueblos y comunidades, que como discípulos misioneros tuyos
ciudadanos responsables, sepamos ser promotores de justicia y paz.
Para que en ti, nuestro pueblo (Yurécuaro) tenga vida digna. Amén
Con afecto y cariño: Carlos Barajas, (Roma Italia).