domingo, 28 de febrero de 2010

Primera lectura: del libro del Génesis 15, 5-12. 17-18

Del Santo Evangelio según san Lucas: 9, 28-36

En aquel tiempo, Jesús se hizo acompañar de Pedro, Santiago y Juan, y subió a un monte para hacer oración. Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se hicieron blancas y relampagueantes. De pronto aparecieron conversando con Él dos personajes rodeados de esplendor: eran Moisés y Elías. Y hablaban de la muerte que le esperaba en Jerusalén.

Pedro y sus compañeros estaban rendidos de sueño; pero, despertándose, vieron la gloria de Jesús y de los que estaban con Él. Cuando éstos se retiraban, Pedro le dijo a Jesús: "Maestro, sería bueno que nos quedáramos aquí y que hiciéramos tres chozas: una para tí, una para Moisés y otra para Elías", sin saber lo que decía. No había terminado de hablar, cuando se formó una nube que los cubrió; y ellos, al verse envueltos por la nube, se llenaron de miedo. De la nube salió una voz que decía: "Este es mi hijo, mi escogido; escúchenlo". Cuando cesó la voz, se quedó Jesús solo.

Los discípulos guardaron silencio y por entonces no dijeron a nadie nada de lo que habían visto.
Palabra del Señor.

Es ya el segundo domingo del tiempo de Cuaresma, espero que los propósitos que te hayas fijado los estés realizando con ánimo y sobretodo con la fe puesta en nuestro Señor Jesucristo. El Evangelio de este domingo, nos ubica en el monte Tabor, un lugar muy alto donde el silencio se vive de manera impresionante, ante el panorama de las llanuras de Galilea y con las aguas tibias y azules del mar de Tiberíades, es comprensible que el Señor Jesús subiera allí para orar. Junto a Él van tres íntimos amigos y apóstoles: Pedro, Santiago y Juan que de igual manera le acompañarán cuando llegue la hora de angustia en Getsemaní. Así, vemos como los que participaron de su dolor, participan también de su gloria.

En el monte Tabor tiene lugar la Transfiguración del Señor o teofanía, que representa algunos de los elementos que evocan la experiencia con Dios en el éxodo o liberación del pueblo elegido por Yavé como: la montaña- es el lugar donde Dios se revela (Sinaí); la nube-representa la presencia de Dios con su pueblo para guiarlo y acompañarlo; Moisés- la mediación de la ley; Elías- los profetas que buscan la conversión del pueblo elegido por Dios; la voz que sale de la nube- la Revelación y declaración plena de Jesús como Hijo Amado a quien debemos seguir y sobretodo escuchar.

Meditando esta escena llena de gloria, me viene a la mente la experiencia que he escuchado de algunas personas cuando se creyeron muertas, ven ese túnel luminoso y unido a ello esa paz y tranquilidad que da ese lugar. Tú también creo has escuchado de esto, uno no quisiera regresar por la plenitud de Dios que se vive. Bueno así pensó Pedro al ver esta escena teofánica: "Señor quieres que hagamos tres chozas..." que fácil es ver la vida desde este ángulo de gloria, estar en la gloria sin tener que pasar por la pasión y muerte en cruz en el calvario. La decisión de Jesús fue la correcta, se necesita bajar del monte para hacer realidad y concreta la vida de fe. Y esto es la Cuaresma: estar en el monte en actitud de oración y de encuentro con Jesús y bajar del monte para que la cruz de nuestra vida se transforme en oración.

Mucha gente ha decidido bajar del monte para enfrentar con fe la cruz de su vida, me refiero a los enfermos, los desvalidos, las personas discapacitadas, la gente que vive en soledad, y otros muchos mas. Esto es lo que nos falta a nosotros de ser conscientes, porque ante el dolor ajeno o de la misma familia se ha sufrido con el suplicio de la enfermedad que ha terminado o carcomido a nuestros seres queridos- esto es un infierno porque se duda, se maldice e incluso nos hacemos indiferentes con Dios porque no hizo caso a nuestro grito de auxilio.

La palabra de esperanza para tí que haz vivido o sufres una situación difícil en tu vida, te la quiero dar desde el Evangelio de este domingo, porque Jesús se decidió a bajar de la gloria aún cuando Moisés y Elías conversaban con Él de la muerte que le esperaba en Jerusalén. Se decidió a bajar y esto tuvo su fruto y su recompensa: tu salvación. ¿Te haz puesto a pensar si Jesús decidiera quedarse en el monte que sería de nuestra redención en la cruz? ¿qué pasaría en nuestra Iglesia si no tuviéramos este testimonio de Jesús que nos conforta ante la enfermedad o el mal? ¿qué pasaría con nuestra vida de pecado si Jesús no decidiera subir a la cruz?

Esta Cuaresma la tenemos que vivir desde esta gran esperanza que se llama salvación, por eso tiene sentido que cuando la enfermedad, la muerte o el mal toca nuestra puerta no te preguntes porque a mí, sino que viendo a Jesús glorioso y resucitado bajemos del monte en silencio como los discípulos, pero llenos de fe como Abraham que creyó en el Señor y fue dichoso. El silencio con el que bajemos nos ayude a dar testimonio del Señor Jesús, y que lo hagamos desde lo más profundo de nuestro corazón.

"Este es mi Hijo muy amado, escúchenlo", aunque veas a Jesús como un siervo humillado, maltratado, crucificado como un maldito, rechazado y sufriente Dios su Padre te dice: ¡ESTE ES MI HIJO, ESCUCHALO!. Que nuestra Cuaresma sea un continuo mirar a Cristo, Él es nuestro verdadero Tabor; en Él brilla toda la gloria de Dios. En Él Dios y el hombre se encuentran, se escuchan, se aman.

Nuestro Tabor es la Eucaristía porque en ella está Cristo revelando su verdadero rostro vivo y resucitado a nosotros (con las huellas en sus manos y pies de los clavos). La Eucaristía es el lugar de encuentro con los hermanos y especialmente con los que sufren, con los que les damos un último adiós y también con los hermanos que están tirados al borde del camino. No pasemos de largo y hagamos de esta mesa, la mesa y el Tabor de todas las personas.

Nos unimos a todos aquellos que han decidido bajar del monte con fe, que han aceptado la enfermedad y la prueba difícil de la muerte con esperanza. Nuestra unidad con aquellos que nos cuesta aceptar la enfermedad y la prueba. Sólo me queda decir algo: ya no es un túnel de luz lo que queremos ver al morir, Señor que seas Tú la luz y esa paz que dé a nuestro corazón en la prueba valentía, y que el Tabor de nuestra vida de verdad lo vivamos con esperanza y contigo en la Eucaristía, y en el Reino que nos has prometido en la eternidad cuando pronuncies nuestros nombres al llamarnos.

Comparto con ustedes esta breve oración:

TRANSFIGURAME, SEÑOR
Con tu gracia, para entender tu muerte
Con tu poder, para contemplar tu rostro
Con tu majestad, para adorarte como Rey
Sí, Señor; transfigúrame con tu presencia
porque, en muchas ocasiones,
temo sólo verte como hombre y no como Dios
Si, Señor; transfigúrame con tu mirada
porque, en el duro camino, tengo miedo a perderte
a no distinguirte en las colinas donde no alcanza mi vista
Si, Señor; transfigúrame con tu amor
y, entonces, comprenda lo mucho que me quieres:
que me amas, hasta el extremo
que me amas, hasta dar tu vida por mi
que me amas, porque no quieres perderme
que me amas, porque Dios, es la fuente de tanto amor
Si, Señor; transfigúrame con tu fuerza
porque me siento débil en la lucha
porque prefiero el dulce llano
a la cuesta que acaba la cumbre de tu gloria
Porque, siendo tu amigo como soy
no siempre descubro la gloria que Tú escondes.
Transfigúrame, Señor.
Para que, mi vida como la tuya,
sea un destello que desciende desde el mismo cielo.
Destello con sabor a Dios
Destello con sabor al inmenso amor que Dios me tiene.
Amén.
Con afecto y oración Pbro. Carlos Eduardo Barajas Baeza.

domingo, 21 de febrero de 2010

LECTURAS DEL DOMINGO 21 DE FEBRERO DE 2010

PRIMER DOMINGO DE CUARESMA

Primera lectura: del libro del Deuteronomio 26, 4-10
Segunda lectura: de la Carta del apóstol San Pablo a los romanos 10, 8-13

Del santo Evangelio según san Lucas (4, 1-13)

En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó del Jordán y conducido por el mismo Espíritu, se internó en el desierto, donde permaneció cuarenta días y fue tentado por el demonio. No comió nada en aquellos días, y cuando se completaron sintió hambre. Entonces el diablo le dijo: "Si eres Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan". Jesús le contestó: "está escrito: no solo de pan vive el hombre".

Después lo llevó el diablo a un monte elevado y en un instante le hizo ver todos los reinos de la tierra y le dijo: "a mí me ha sido entregado todo el poder y la gloria de estos reinos, y yo los doy a quien quiero. Todo esto será tuyo, si te arrodillas y me adoras". Jesús le respondió: "también está escrito: adorarás al Señor, tu Dios, y a Él solo servirás".

Entonces lo llevó a Jerusalén, lo puso en la parte más alta del templo y le dijo: "si eres el Hijo de Dios, arrójate desde aquí, porque está escrito: los ángeles del Señor tienen órdenes de cuidarte y de sostenerte en sus manos, para que tus pies no tropiecen con las piedras". Pero Jesús le respondió: "también está escrito: No tentarás al Señor tu Dios". Concluidas las tentaciones, el diablo se retiró de él, hasta que llegará la hora. Palabra del Señor

Iniciamos los Católicos un tiempo importante para nuestra vida de fe, la Cuaresma. Iniciamos con la impocisión de la ceniza, donde millares de fieles se acercan a la Iglesia para prepararse a este tiempo tan especial de gracia. En sí, la Cuaresma representan los cuarenta días que Jesús lleno del Espíritu Santo permaneció en el desierto, donde fue tentado en tres ocasiones por el demonio; pero también representan ese ambiente de quietud, soledad, oración, arrepentimiento, ayuno y de encuentro consigo mismo como Salvador y con su Padre Dios para comenzar la predicación de la Buena Nueva del Reino de los cielos.

La Cuaresma es acompañar a Jesucristo en su muerte y Resurrección, al igual nosotros, debemos reflexionar sobre nuestra vida en el pecado, en la frialdad de la fe y así, renacer como hombres nuevos en la noche santa del sábado de Gloria donde Jesús vence la muerte con su Resurrección. Este tiempo de Cuaresma busca en el hombre la conversión, que se lleva acabo cada día en los cambios de actitudes, de rechazo al pecado y de testimonio en su vida de fe.

Esta ocasión quiero hacerte una pregunta: ¿cuántas cuaresmas haz vivido? ¿en cuántas de ellas, haz descubierto la compañía de Jesús que te invita a convertirte cada día? Estas preguntas son esenciales, poque creo que Jesús nos dice que ya es hora de cambiar, es la hora de que el Reino de los cielos que con tanta fe nos vino a confiar se vaya realizando. No te ha pasado que algunas cuaresmas las hemos usado-únicamente para dejar de beber alcohol, no tomar coca cola, no fumar, etc. Sólo hemos tenido signos externos de privaciones que en ocasiones bien llevadas acabo hay buenos resultados, pero ¿que bien le hemos hecho al alma, al espíritu? A los fariseos les gustaba que los vieran ayunar o hacer oración, pero su alma estaba errada del verdadero sentido de la fe en Dios. Es momento dice Jesús, de que haya arrepentimiento de nuestros pecados porque el Reino está cerca.

La experiencia personal de estos dos años y medio que tengo prestando mis servicios como sacerdote en Yurécuaro, he visto la expresión de muchos de ustedes a una verdadera conversión y acercamiento a Dios. La Iglesia en estos días de Cuaresma se ve más llena de fieles en la Eucaristía, las confesiones aumentan y los propósitos se ven realizados en cada persona.

Pero para Dios no basta solamente algunos de entre nosotros, pues para Él todos importamos y valemos igual. Por eso, en esta ocasión en que ya estamos en la Cuaresma, es hora de confrontar nuestra vida con la de Dios porque el estar en la vida, nos recuerda que también tenemos tentaciones como Jesús, y crean hoy en día con más fuerza. Porque las tres tentaciones que nos narra el Evangelio son las que están a la base de nuestra vida.

Tentación de poder: la historia del hombre se ha demostrado ha sido de poder, en las guerras, la política, la religión, cada uno ha tratado de estar encima del otro. Los medios de comunicación han tenido en parte la culpa, por proyectar una felicidad ilusoria al describir un gran poder al interior de cada hombre. Pero la persona de Jesús nos enseña una verdadera virtud de como afrontar el poder: ejercido con amor y por amor a los demás evitando los falsos halagos.

Tentación de materialismo: tan presente en todos los días de nuestra vida, el hedonismo y el consumismo al igual influenciado por los medios de comunicación con el el slogan: "entre mas tengas, más feliz eres". Es difícil entender que lo material es necesario como medio de vida, y nunca como un fin. Jesús el domingo pasado nos decía que dichosos eran los pobres, porque de ellos es el Reino de los cielos. La finalidad de Jesús era de que nosotros pudiéramos dejar la esclavitud de lo material, y optáramos por el Ser más que por el tener-por la gracia más que por el pecado.

Tentación de manipular la fe: es muy común entre nosotros, cuando hemos querido hacer a Dios a nuestra manera, lo que me conviene y lo que ayuda a mi persona, termina no en lo que Dios me pide vivir sino en lo que desee que Dios me dijera. Jesús nunca vino a abolir la fe de los judíos, vino a darle plenitud a través del amor. Nosotros como Iglesia debemos darle plenitud a la Palabra que nos trae Jesús, pero a través del testimonio de fe que nos ayude a vivir nuestra catolicidad como signo de comunión, paz y de amor.

Nunca es demasiado tarde para vivir la conversión, porque durante todo el año la Iglesia como Madre y Maestra nos está ofreciendo los medios necesarios para llevarla acabo. No dejemos que esta Cuaresma termine solamente en privarte de tomar o comer cosas; ¿has pensado en lo que tu familia y tus seres queridos te necesitan? lo que tus hijos necesitan que les aconsejes, lo que tu enfermo necesita de paciencia en tí y lo que Jesús espera de tí para que este Reino se haga cada vez más creíble en nuestro mundo. La Cuaresma como signo de conversión nos pide vivirla en el ayuno, la oración y la intimidad profunda con Cristo. Esperemos que estos cuarenta días que viviremos acompañando a Jesús en su preparación a la Pascua, podamos descubrirlo vivo y resucitado en medio de su Iglesia.

La invitación que les hago en este tiempo de gracia es a orar por la paz en nuestro México, especialmente pidámosla para nuestra comunidad de Yurécuaro para que Dios nos ayude a conseguirla y vivirla con más fe.

Con afecto Padre Carlos Barajas Baeza.

lunes, 15 de febrero de 2010

LECTURAS DEL DOMINGO 14 DE FEBRERO DE 2010

PRIMERA LECTURA: DEL PROFETA JEREMÍAS (17, 5-8)
SEGUNDA LECTURA: DE LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS (15,12. 16-20)

DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS (6, 17. 20-26)

En aquel tiempo, Jesús descendió del monte con sus discípulos y sus apóstoles y se detuvo en un llano. Allí se encontraba mucha gente, que había venido tanto de Judea y de Jerusalén, como de la costa de Tiro y de Sidón. Mirando entonces a sus discípulos les dijo:

"Dichosos ustedes los pobres, porque de ustedes es el Reino de Dios"
"Dichosos ustedes los que ahora tienen hambre, porque serán saciados".
"Dichosos ustedes los que lloran ahora, porque al fin reirán".

Dichosos serán ustedes cuando los hombres los aborrezcan y los expulsen entre ellos, y cuando los insulten y maldigan por causa del Hijo del Hombre. Alégrense ese día y salten de gozo, porque su recompensa será grande en el cielo. Pues así trataron sus padres a los profetas.

Pero, ¡ay de ustedes, los ricos, porque ya tienen ahora su consuelo!
¡Ay de ustedes, los que se hartan ahora, porque después tendrán hambre!
¡Ay de ustedes, los que ríen ahora, porque llorarán de pena!
¡Ay de ustedes, cuando todo el mundo los alabe, porque de ese modo trataron sus padres a los falsos profetas!"

PALABRA DEL SEÑOR.

Este domingo el Evangelio de Lucas nos pone en tono con las bienaventuranzas, donde las tres primeras nos hablan de los pobres, los hambrientos y los que lloran. Luego la última nos habla de una situación de persecución a todos aquellos que siguen a Jesús y su Evangelio. Este pasaje termina además con los "ayes" dirigidos a ricos, los saciados, los que ríen y a los que de todo el mundo habla bien; las bienaventuranzas nos hablan de que las cosas pueden y tienen que ser de otra manera, porque Dios quiere que así sean, distintas a como son.

Y que tristeza que esta situación siga imperando en nuestro mundo, no te vayas tan lejos, simplemente hace falta que gires un poco tu cabeza, para ver que pobres hay y bastantes. La ONU publicó hace poco, un estimado de mil millones de pobres en el mundo, es decir, una de cada seis personas en el mundo no tiene para comer lo básico, y si lo hace es sólo con una comida al día. Tantas injusticias, desigualdades, envidias y resentimientos nos trae al ver que nuestro gobierno no se pueda poner de acuerdo en temas tan esenciales e importantes para la vida social, económica y democrática de nuestro México. Mas y mas impuestos es lo único que se han resuelto, ¿y los pobres? ¿y los hambrientos? La situación se pone difícil incluso para nosotros, tanto así que las lágrimas nos han ganado y corren por nuestras mejillas. La desesperación y la depresión han salido a quitar el sol de nuestro día.

Pero ¡Ay de los ricos, de los que se hartan, de los que buscan reconocimientos! De los que no hacemos nada y olvidamos calmar el hambre de nuestro hermano, como el rico Epulón con el pobre Lázaro. Aquellos que soñamos ampliar mas nuestro granero y nuestros campos sin pensar, que un día hemos de rendir cuentas a Dios de la administración de todos esos bienes que nos fueron confiados para satisfacer no solo nuestro provecho, sino el de los demás.

Pero no hay que desesperar porque Jesús los ha llamado también "dichosos", porque obtendrán como premio el Reino de los
cielos, donde su hambre y su sed se saciará por completo; donde la felicidad plena está ya no en ver que vamos a comer, sino a quien estamos alabando; donde el fruto de la entrega y el compromiso de seguir a Jesús se ve saciado, a pesar de los insultos y críticas que tuvimos en vida. ¡Alégrate y llénate de gozo por seguir a Jesús!

La actitud para vivir este domingo en la Palabra de Dios es: CONFIANZA. Una confianza que implique además de abandonarnos en Él, plantearnos y fijarnos metas, donde a Dios lo sentimos cercano a nuestra vida, a nuestra realidad. Por eso las bienaventuranzas traen este mensaje de fe ante los problemas y las carencias porque, "la confianza en Dios es la mayor prueba que le podemos dar de que somos sus hijos".

Vamos a confiar en este Dios que desde el silencio de su eternidad nos llama dichosos, donde el testimonio de tanta gente humilde y pobre es feliz por tener a Dios como su Providencia; donde Dios descubre el corazón de aquellos que tienen mas y lo comparten con los que menos tienen; donde los que lloran son confortados por el abrazo amigo y la mano cálida de un hermano que lo acompaña; y donde Jesús que vino al mundo con tanta humildad, sencillez y pobreza supo confiar en el amor infinito de Dios su Padre, y Él se lo confió a sus discípulos para que ahora nosotros iluminados por su Palabra seamos llamados bienaventurados por proclamarlo a pesar de la crítica, la persecución y la burla.

Aprende a confiar, no dudes de Jesús. Las bienaventuranzas y las lecturas de este domingo nos tienen que ayudar a confiar, porque:

¿confías en Dios? no pongas tu centro en el dinero;
¿confías en Dios? no te preocupes por poseer todo lo que aspiras para tu "felicidad", un día en el abrazo saciativo de Dios entenderás muchas cosas;
¿confías en Dios? no olvides las lágrimas y sé solidario, puedes hacer mucho por tus hermanos que más sufren;
¿confías en Dios? da razón de tu esperanza, no te avergüences de ser católico;
¿confías en Dios? a Jesús lo insultaron y lo colgaron de la cruz por amor a nosotros, da testimonio de tu fe;
¿confías en Dios? no busques que te alaben, al contrario, seamos sencillos y humildes porque nuestra recompensa está en el cielo.

Sigamos y confiemos en Jesús y su Palabra, hay cosas en el Evangelio que nos seducen pero otras que no nos gustan; otras que nos dan esperanza y reconfortan y otras que nos producen deserción e incomodidad. Pidamos a Jesús que nuestra confianza esté siempre en Él, que nos dé las fuerzas para perseverar y alcanzar esa riqueza de contemplarlo un día cara a cara. Que la Cuaresma que iniciamos el próximo miércoles con la imposición de la ceniza, nos ayude a poner en el corazón de nuestra vida a este Cristo que se fía de nosotros y camina con nosotros para salvarnos. ¿Confiamos en Él? ¡vayamos con Él!

Esta vez quiero terminar con una oración de confianza que ojalá nos ayude a resumir este domingo el mensaje del Señor:

MI CONFIANZA ERES TÚ, SEÑOR
Frente a la riqueza que todo lo invade
dame tu pobreza que todo lo enriquece;
frente a los manjares que el mundo me ofrece,
dame el hambre de Tí para no perderte.
Antes que la alegría en sonrisas fingidas,
da a mis ojos lágrimas y penas con los que lloran;
antes que cobardía frente a los que me insultan,
dame valentía y perseverancia en tu camino.
Antes que deseos de poder y de aparecer en todo,
dame humildad y saber para siempre estar a tu lado;
antes que vanidad o ansias de aplausos;
dame la satisfacción de ser tu amigo.
Qué mi confianza, Señor, seas Tú.
Qué mi riqueza, Señor, seas Tú.
Qué mi alimento, Señor, seas Tú.
Qué mi alegría, Señor, seas Tú.
Qué mi fortaleza, Señor seas Tú.
Qué mi horizonte, Señor, ahora y para siempre seas Tú.
Dios te bendiga y confía en Dios. Con afecto, Padre Carlos Eduardo Barajas Baeza.

lunes, 1 de febrero de 2010

Primera lectura: Del Libro del Profeta Jeremías 1, 4-5. 17-19

Primera lectura: Del Libro del Profeta Jeremías 1, 4-5. 17-19Segunda lectura: De la Primera Carta del apóstol san Pablo los Corintios 12, 31-13, 13
Del santo Evangelio según san Lucas 4, 21-30.
En aquel tiempo, despúes de que Jesús leyó en la sinagoga un pasaje del libro de Isaías, dijo: "Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura que ustedes acaban de oir". Todos le daban su aprobación y admiraban la sabiduría de las palabras que salían de sus labios, y se preguntaban: ¿No es éste el hijo de José? Jesús les dijo: seguramente me dirán aquel refrán: "Médico, cúrate a tí mismo y haz aquí, en tu propia tierra, todos esos prodigios que hemos oído que has hecho hecho en Cafarnaúm". Y añadió: "Yo les aseguró que nadie es profeta en su tierra" Había ciertamente en Israel muchas viudas en los tiempos de Elías, cuando faltó la lluvia durante tres años y medio, y hubo un hambre terrible en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda que vivía en Sarepta, ciudad de Sidón. Había muchos leprosos en Israel, en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, que era de Siria. Al oír todo esto, todos los que estaban en la sinagoga se llenaron de ira, y levantándose, lo sacaron de la ciudad y lo llevaron hasta un barranco del monte, sobre el que estaba construida la ciudad, para despeñarlo. Pero él, pasando por en medio de ellos, se alejó de ahí. Palabra del Señor.
Los saludo con alegría, es para mí un gusto poder compartir con ustedes, lectores un poco de la fe que aunque sencilla, Dios me ha permitido sembrar a lo largo de la vida. Las lecturas de este domingo cuarto del tiempo ordinario, iluminan nuestra vida de fe. Este domingo vemos a un Jesús en la sinagoga, donde la gente aprueba y admira la sabiduría que sale de sus labios, pero entre esta gente hay también quien lo conoce desde su niñez, adolescencia y juventud. ¿no es éste el hijo de José? La sabiduría de Jesús para todo tiene una respuesta: nadie es profeta en su tierra. En ocasiones, esto es lo que ha truncado nuestros ideales personales y familiares e incluso de Iglesia; cuando alguien dice o hace algo y la persona te parece agradable aunque diga o haga un disparate nos parece bueno, pero cuando una persona que se te pone entre ceja y ceja, aunque te diga una verdad, te parece difícil avalar sus palabras.
Quién dijo que la vida era fácil? qué vivir la fe era sólo leer citas bíblicas y aprenderlas de memoria! Déjame decirte que el proceso de fe es personal, porque cada persona ha hecho un concepto distinto de su vida, sólo tu sabes lo que tu corazón ha sufrido o sufre para superar la depresión, la muerte de un ser querido, el rechazo de las personas, etc. Es Jesús quien nos da el ejemplo de lo que debemos hacer: ante todo amar y estar seguro de quién eres y lo que puedes hacer. Todos somos profetas por el Bautismo, y que mejor que lo hagamos en nuestra tierra, en tu hogar con la familia, con tus padres e hijos, vecinos y comunidad. Pero vamos a lo extraordinario, por ejemplo con quien no nos hablamos de tiempo o con quien se nos dificulta la relación, aquí es donde la virtud de tu persona crece y se humaniza.
Cuando aprendemos en verdad a hacer comunidad, la fe pasa de lo personal a lo comunitario=comunión. Porque para esto Jesús vino al mundo, para decirte que el amor a Dios y al prójimo es la base de nuestra fe en la Iglesia, y en donde la vida por más dura que parezca se hace más llevadera cuando la compartimos y la sanamos, especialmente en la Eucaristía con Jesucristo los domingos. Porque sólo la experiencia de este amor divino que se humaniza en nosotros nos hace vivir en comunión, ser más seguros en nosotros mismos, agradecidos, sencillos y humildes; la lectura a los Corintios de este domingo nos describe el himno del amor-que todo lo puede por ser comprensivo, servicial y no tener envidia. No te prejuicies de las personas, analiza, ama y sana tu vida, para que puedas hacer comunión, sé un buen profeta y que tu único aval sea: el amor a Dios y tu testimonio personal de fe. No dejemos que Jesús se aleje de nosotros como lo hizo en el Evangelio, al contrario, pídamos que se quede con nosotros, que ilumine nuesta vida de Iglesia y su apostolado. Qué Dios te bendiga! Con afecto Pbro. Carlos Eduardo Barajas Baeza.