domingo, 21 de febrero de 2010

LECTURAS DEL DOMINGO 21 DE FEBRERO DE 2010

PRIMER DOMINGO DE CUARESMA

Primera lectura: del libro del Deuteronomio 26, 4-10
Segunda lectura: de la Carta del apóstol San Pablo a los romanos 10, 8-13

Del santo Evangelio según san Lucas (4, 1-13)

En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó del Jordán y conducido por el mismo Espíritu, se internó en el desierto, donde permaneció cuarenta días y fue tentado por el demonio. No comió nada en aquellos días, y cuando se completaron sintió hambre. Entonces el diablo le dijo: "Si eres Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan". Jesús le contestó: "está escrito: no solo de pan vive el hombre".

Después lo llevó el diablo a un monte elevado y en un instante le hizo ver todos los reinos de la tierra y le dijo: "a mí me ha sido entregado todo el poder y la gloria de estos reinos, y yo los doy a quien quiero. Todo esto será tuyo, si te arrodillas y me adoras". Jesús le respondió: "también está escrito: adorarás al Señor, tu Dios, y a Él solo servirás".

Entonces lo llevó a Jerusalén, lo puso en la parte más alta del templo y le dijo: "si eres el Hijo de Dios, arrójate desde aquí, porque está escrito: los ángeles del Señor tienen órdenes de cuidarte y de sostenerte en sus manos, para que tus pies no tropiecen con las piedras". Pero Jesús le respondió: "también está escrito: No tentarás al Señor tu Dios". Concluidas las tentaciones, el diablo se retiró de él, hasta que llegará la hora. Palabra del Señor

Iniciamos los Católicos un tiempo importante para nuestra vida de fe, la Cuaresma. Iniciamos con la impocisión de la ceniza, donde millares de fieles se acercan a la Iglesia para prepararse a este tiempo tan especial de gracia. En sí, la Cuaresma representan los cuarenta días que Jesús lleno del Espíritu Santo permaneció en el desierto, donde fue tentado en tres ocasiones por el demonio; pero también representan ese ambiente de quietud, soledad, oración, arrepentimiento, ayuno y de encuentro consigo mismo como Salvador y con su Padre Dios para comenzar la predicación de la Buena Nueva del Reino de los cielos.

La Cuaresma es acompañar a Jesucristo en su muerte y Resurrección, al igual nosotros, debemos reflexionar sobre nuestra vida en el pecado, en la frialdad de la fe y así, renacer como hombres nuevos en la noche santa del sábado de Gloria donde Jesús vence la muerte con su Resurrección. Este tiempo de Cuaresma busca en el hombre la conversión, que se lleva acabo cada día en los cambios de actitudes, de rechazo al pecado y de testimonio en su vida de fe.

Esta ocasión quiero hacerte una pregunta: ¿cuántas cuaresmas haz vivido? ¿en cuántas de ellas, haz descubierto la compañía de Jesús que te invita a convertirte cada día? Estas preguntas son esenciales, poque creo que Jesús nos dice que ya es hora de cambiar, es la hora de que el Reino de los cielos que con tanta fe nos vino a confiar se vaya realizando. No te ha pasado que algunas cuaresmas las hemos usado-únicamente para dejar de beber alcohol, no tomar coca cola, no fumar, etc. Sólo hemos tenido signos externos de privaciones que en ocasiones bien llevadas acabo hay buenos resultados, pero ¿que bien le hemos hecho al alma, al espíritu? A los fariseos les gustaba que los vieran ayunar o hacer oración, pero su alma estaba errada del verdadero sentido de la fe en Dios. Es momento dice Jesús, de que haya arrepentimiento de nuestros pecados porque el Reino está cerca.

La experiencia personal de estos dos años y medio que tengo prestando mis servicios como sacerdote en Yurécuaro, he visto la expresión de muchos de ustedes a una verdadera conversión y acercamiento a Dios. La Iglesia en estos días de Cuaresma se ve más llena de fieles en la Eucaristía, las confesiones aumentan y los propósitos se ven realizados en cada persona.

Pero para Dios no basta solamente algunos de entre nosotros, pues para Él todos importamos y valemos igual. Por eso, en esta ocasión en que ya estamos en la Cuaresma, es hora de confrontar nuestra vida con la de Dios porque el estar en la vida, nos recuerda que también tenemos tentaciones como Jesús, y crean hoy en día con más fuerza. Porque las tres tentaciones que nos narra el Evangelio son las que están a la base de nuestra vida.

Tentación de poder: la historia del hombre se ha demostrado ha sido de poder, en las guerras, la política, la religión, cada uno ha tratado de estar encima del otro. Los medios de comunicación han tenido en parte la culpa, por proyectar una felicidad ilusoria al describir un gran poder al interior de cada hombre. Pero la persona de Jesús nos enseña una verdadera virtud de como afrontar el poder: ejercido con amor y por amor a los demás evitando los falsos halagos.

Tentación de materialismo: tan presente en todos los días de nuestra vida, el hedonismo y el consumismo al igual influenciado por los medios de comunicación con el el slogan: "entre mas tengas, más feliz eres". Es difícil entender que lo material es necesario como medio de vida, y nunca como un fin. Jesús el domingo pasado nos decía que dichosos eran los pobres, porque de ellos es el Reino de los cielos. La finalidad de Jesús era de que nosotros pudiéramos dejar la esclavitud de lo material, y optáramos por el Ser más que por el tener-por la gracia más que por el pecado.

Tentación de manipular la fe: es muy común entre nosotros, cuando hemos querido hacer a Dios a nuestra manera, lo que me conviene y lo que ayuda a mi persona, termina no en lo que Dios me pide vivir sino en lo que desee que Dios me dijera. Jesús nunca vino a abolir la fe de los judíos, vino a darle plenitud a través del amor. Nosotros como Iglesia debemos darle plenitud a la Palabra que nos trae Jesús, pero a través del testimonio de fe que nos ayude a vivir nuestra catolicidad como signo de comunión, paz y de amor.

Nunca es demasiado tarde para vivir la conversión, porque durante todo el año la Iglesia como Madre y Maestra nos está ofreciendo los medios necesarios para llevarla acabo. No dejemos que esta Cuaresma termine solamente en privarte de tomar o comer cosas; ¿has pensado en lo que tu familia y tus seres queridos te necesitan? lo que tus hijos necesitan que les aconsejes, lo que tu enfermo necesita de paciencia en tí y lo que Jesús espera de tí para que este Reino se haga cada vez más creíble en nuestro mundo. La Cuaresma como signo de conversión nos pide vivirla en el ayuno, la oración y la intimidad profunda con Cristo. Esperemos que estos cuarenta días que viviremos acompañando a Jesús en su preparación a la Pascua, podamos descubrirlo vivo y resucitado en medio de su Iglesia.

La invitación que les hago en este tiempo de gracia es a orar por la paz en nuestro México, especialmente pidámosla para nuestra comunidad de Yurécuaro para que Dios nos ayude a conseguirla y vivirla con más fe.

Con afecto Padre Carlos Barajas Baeza.

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