lunes, 15 de febrero de 2010

LECTURAS DEL DOMINGO 14 DE FEBRERO DE 2010

PRIMERA LECTURA: DEL PROFETA JEREMÍAS (17, 5-8)
SEGUNDA LECTURA: DE LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS (15,12. 16-20)

DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS (6, 17. 20-26)

En aquel tiempo, Jesús descendió del monte con sus discípulos y sus apóstoles y se detuvo en un llano. Allí se encontraba mucha gente, que había venido tanto de Judea y de Jerusalén, como de la costa de Tiro y de Sidón. Mirando entonces a sus discípulos les dijo:

"Dichosos ustedes los pobres, porque de ustedes es el Reino de Dios"
"Dichosos ustedes los que ahora tienen hambre, porque serán saciados".
"Dichosos ustedes los que lloran ahora, porque al fin reirán".

Dichosos serán ustedes cuando los hombres los aborrezcan y los expulsen entre ellos, y cuando los insulten y maldigan por causa del Hijo del Hombre. Alégrense ese día y salten de gozo, porque su recompensa será grande en el cielo. Pues así trataron sus padres a los profetas.

Pero, ¡ay de ustedes, los ricos, porque ya tienen ahora su consuelo!
¡Ay de ustedes, los que se hartan ahora, porque después tendrán hambre!
¡Ay de ustedes, los que ríen ahora, porque llorarán de pena!
¡Ay de ustedes, cuando todo el mundo los alabe, porque de ese modo trataron sus padres a los falsos profetas!"

PALABRA DEL SEÑOR.

Este domingo el Evangelio de Lucas nos pone en tono con las bienaventuranzas, donde las tres primeras nos hablan de los pobres, los hambrientos y los que lloran. Luego la última nos habla de una situación de persecución a todos aquellos que siguen a Jesús y su Evangelio. Este pasaje termina además con los "ayes" dirigidos a ricos, los saciados, los que ríen y a los que de todo el mundo habla bien; las bienaventuranzas nos hablan de que las cosas pueden y tienen que ser de otra manera, porque Dios quiere que así sean, distintas a como son.

Y que tristeza que esta situación siga imperando en nuestro mundo, no te vayas tan lejos, simplemente hace falta que gires un poco tu cabeza, para ver que pobres hay y bastantes. La ONU publicó hace poco, un estimado de mil millones de pobres en el mundo, es decir, una de cada seis personas en el mundo no tiene para comer lo básico, y si lo hace es sólo con una comida al día. Tantas injusticias, desigualdades, envidias y resentimientos nos trae al ver que nuestro gobierno no se pueda poner de acuerdo en temas tan esenciales e importantes para la vida social, económica y democrática de nuestro México. Mas y mas impuestos es lo único que se han resuelto, ¿y los pobres? ¿y los hambrientos? La situación se pone difícil incluso para nosotros, tanto así que las lágrimas nos han ganado y corren por nuestras mejillas. La desesperación y la depresión han salido a quitar el sol de nuestro día.

Pero ¡Ay de los ricos, de los que se hartan, de los que buscan reconocimientos! De los que no hacemos nada y olvidamos calmar el hambre de nuestro hermano, como el rico Epulón con el pobre Lázaro. Aquellos que soñamos ampliar mas nuestro granero y nuestros campos sin pensar, que un día hemos de rendir cuentas a Dios de la administración de todos esos bienes que nos fueron confiados para satisfacer no solo nuestro provecho, sino el de los demás.

Pero no hay que desesperar porque Jesús los ha llamado también "dichosos", porque obtendrán como premio el Reino de los
cielos, donde su hambre y su sed se saciará por completo; donde la felicidad plena está ya no en ver que vamos a comer, sino a quien estamos alabando; donde el fruto de la entrega y el compromiso de seguir a Jesús se ve saciado, a pesar de los insultos y críticas que tuvimos en vida. ¡Alégrate y llénate de gozo por seguir a Jesús!

La actitud para vivir este domingo en la Palabra de Dios es: CONFIANZA. Una confianza que implique además de abandonarnos en Él, plantearnos y fijarnos metas, donde a Dios lo sentimos cercano a nuestra vida, a nuestra realidad. Por eso las bienaventuranzas traen este mensaje de fe ante los problemas y las carencias porque, "la confianza en Dios es la mayor prueba que le podemos dar de que somos sus hijos".

Vamos a confiar en este Dios que desde el silencio de su eternidad nos llama dichosos, donde el testimonio de tanta gente humilde y pobre es feliz por tener a Dios como su Providencia; donde Dios descubre el corazón de aquellos que tienen mas y lo comparten con los que menos tienen; donde los que lloran son confortados por el abrazo amigo y la mano cálida de un hermano que lo acompaña; y donde Jesús que vino al mundo con tanta humildad, sencillez y pobreza supo confiar en el amor infinito de Dios su Padre, y Él se lo confió a sus discípulos para que ahora nosotros iluminados por su Palabra seamos llamados bienaventurados por proclamarlo a pesar de la crítica, la persecución y la burla.

Aprende a confiar, no dudes de Jesús. Las bienaventuranzas y las lecturas de este domingo nos tienen que ayudar a confiar, porque:

¿confías en Dios? no pongas tu centro en el dinero;
¿confías en Dios? no te preocupes por poseer todo lo que aspiras para tu "felicidad", un día en el abrazo saciativo de Dios entenderás muchas cosas;
¿confías en Dios? no olvides las lágrimas y sé solidario, puedes hacer mucho por tus hermanos que más sufren;
¿confías en Dios? da razón de tu esperanza, no te avergüences de ser católico;
¿confías en Dios? a Jesús lo insultaron y lo colgaron de la cruz por amor a nosotros, da testimonio de tu fe;
¿confías en Dios? no busques que te alaben, al contrario, seamos sencillos y humildes porque nuestra recompensa está en el cielo.

Sigamos y confiemos en Jesús y su Palabra, hay cosas en el Evangelio que nos seducen pero otras que no nos gustan; otras que nos dan esperanza y reconfortan y otras que nos producen deserción e incomodidad. Pidamos a Jesús que nuestra confianza esté siempre en Él, que nos dé las fuerzas para perseverar y alcanzar esa riqueza de contemplarlo un día cara a cara. Que la Cuaresma que iniciamos el próximo miércoles con la imposición de la ceniza, nos ayude a poner en el corazón de nuestra vida a este Cristo que se fía de nosotros y camina con nosotros para salvarnos. ¿Confiamos en Él? ¡vayamos con Él!

Esta vez quiero terminar con una oración de confianza que ojalá nos ayude a resumir este domingo el mensaje del Señor:

MI CONFIANZA ERES TÚ, SEÑOR
Frente a la riqueza que todo lo invade
dame tu pobreza que todo lo enriquece;
frente a los manjares que el mundo me ofrece,
dame el hambre de Tí para no perderte.
Antes que la alegría en sonrisas fingidas,
da a mis ojos lágrimas y penas con los que lloran;
antes que cobardía frente a los que me insultan,
dame valentía y perseverancia en tu camino.
Antes que deseos de poder y de aparecer en todo,
dame humildad y saber para siempre estar a tu lado;
antes que vanidad o ansias de aplausos;
dame la satisfacción de ser tu amigo.
Qué mi confianza, Señor, seas Tú.
Qué mi riqueza, Señor, seas Tú.
Qué mi alimento, Señor, seas Tú.
Qué mi alegría, Señor, seas Tú.
Qué mi fortaleza, Señor seas Tú.
Qué mi horizonte, Señor, ahora y para siempre seas Tú.
Dios te bendiga y confía en Dios. Con afecto, Padre Carlos Eduardo Barajas Baeza.

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